Las relaciones coloniales se siguen afianzando a través de la dominación epistémica

¿Qué es la tecnología? ¿Qué hace la tecnología? ¿Cómo podemos sentir la tecnología? Con estas preguntas, Paola Ricaurte Quijano, investigadora y activista mexicana especializada en la dimensión social de la tecnología, nos propone un debate sobre la descolonización de la tecnología.

Colonialismo vs. Colonialidad

Si bien el colonialismo como sistema político ha sido superado en muchos lugares del mundo, el poder estructural sobre los territorios y cuerpos colonizados todavía permanece. El investigador Anibal Quijano entiende que la colonialidad “implica el control sobre los recursos, el trabajo, los cuerpos, los conocimientos, las instituciones, las relaciones, la autoridad y las subjetividades”. Por lo tanto, la categoría de colonialidad nos permite distinguir cómo las relaciones coloniales se siguen reforzando incluso después de los procesos formales de descolonización.

La colonización -para muchos, el inicio de la lógica extractivista- necesita un marco epistémico para funcionar. Como comparte Yasnaya Aguilar, el crecimiento económico perpétuo es uno de los mitos liberales centrales de Occidente: “en su agitación, los ecosistemas se convirtieron en mercancías; las personas, en meros consumidores”. Este mito forma parte de un sistema consolidado de conocimiento sobre el que se justifica la dominación racial, la explotación de la naturaleza y el sometimiento de clase. La dominación económica colonial es posible, además de la violencia, gracias a la dominación epistémica.

El pensamiento decolonial, por tanto, es un marco interpretativo fundamental para cuestionar este sistema, que ha “convertido el mundo en un lugar cada vez más inhóspito para la vida humana”.

La lucha contra la tecnología patriarcal

Según Ricaurte Quijano, resulta imposible descolonizar la tecnología sin despatriarcalizarla: la violencia sociotécnica “está inextricablemente ligada a la violencia sistémica y epistémica como resultado de la articulación entre el capitalismo, el colonialismo y el conocimiento patriarcal”.

¿Cómo podemos despatriarcalizar la tecnología como práctica política? Ricaurte Quijano nos invita a considerar la complejidad. Como sostiene Aguilar, la creación tecnológica debe estar “al servicio del bien común, no del mercado”. La clave no es discutir sobre la tecnología en sí, sino sobre los sistemas tecnológicos en los que se entrelazan diversas dimensiones: desde la geopolítica y el sistema mundial hasta el sistema social, la producción, el territorio y la biopolítica. Esto significa descolonizar nuestro cuerpo, las relaciones de género, los afectos y deseos, nuestro futuro, memorias y sensibilidades.

Este seminario forma parte de la iniciativa de DDP de debatir e incporporar una perspectiva decolonial en nuestras prácticas. Mira el primer episodio de la serie #DesaprenderLaColonialidad, donde hablamos con el músico mexicano Arturo Carcará.